SOBRE MÍ



Hola, me llamo Carolina Florido


Inicié mi camino en el yoga en el año 2015, momento a partir del cual se transformó mi vida. Yo no lo sabía por aquel entonces, pero debido a una etapa llena de malos momentos estaba viviendo con ansiedad y mucho estrés, una etapa en la que los dolores de cabeza, de espalda y cansancio extremo eran mi día a día.

Despertar

El yoga llegó a mí en una época dura, recuerdo mucha tristeza y se traducía en que había momentos en los que sentía que me habían robado todo el aire de los pulmones y no podía respirar. Tenía que hacer algo por mí y entonces recurrí a un centro que había cerca de mi casa. Fue mi tabla salvavidas. Gracias a mi constancia practicando y meditando, me volví más fuerte y más flexible físicamente, pero sobre todo fuerte y flexible mental y emocionalmente ante las situaciones que estaba pasando en esos momentos y no podía controlar. Poco a poco fui soltando “capas” innecesarias de mi vida, eliminando esa coraza que tenía puesta y comencé a sentir todo lo hermoso que tenía dentro y que ni siquiera yo había descubierto. Para mí la práctica de yoga va de aceptar que la vida fluye y pasa a través de mí, siempre ha sido un lugar en el que encontrarme conmigo misma en esencia. Esto puede ocurrir en cualquier momento de nuestro día a día y en cualquier lado, se encuentra constantemente en nosotros si tenemos la valentía de asumir la vida con todo su potencial, porque Yoga es un modo de vida.


Buscando especializarme más comencé a estudiarlo de forma oficial.
 Estudiar es algo que no me cuesta si me gusta y creo que se me da bien.
 Sé que haber cursado ambientales y ser profesora desde hace muchos años me ha ayudado bastante a conectar mejor; pienso que todo este crecimiento personal se ha unido con cierto sentido y armonía. Me gusta contribuir a que el mundo sea un lugar un poco más amable y compartir lo que el yoga me ha enseñado me hace muy feliz.


Gratitud

Con los años he permitido que este proceso fuese fluyendo solo. Siento que todas las cosas buenas que han ido llegando a mi vida de una forma u otra lo han hecho sin buscarlas, y dirigir mi propio centro de yoga es una de ellas.

Desde aquí doy gracias a todas esas personas que han creído en mí, a todas las personas que están ahora y a las que estarán en un futuro.
 Seguiré compartiendo, enseñando lo que sé y aprendiendo, siempre. 

 

Muchas veces se piensa que el yoga es una disciplina para personas que ya tienen flexibilidad, que son deportistas, calmadas o un largo etcétera de ideas erróneas. Pero el yoga es un camino que se comienza desde cualquier punto, a cualquier edad y por diversos motivos. 


Lo que no tienes lo consigues en el proceso de caminar, lo que te sobra lo vas soltando y lo que tiene que llegar, tarde o temprano llega.

Porque el yoga es eso, un continuo aprendizaje y autoconocimiento en el que nos encontramos de frente con lo que realmente somos. Es una herramienta que nos ayuda a ser más conscientes, más felices con lo que tenemos. El yoga es mucho más que posturas.


Volver a Tierra

Cuando fui madre mi visión hacia la vida cambió de nuevo. Entonces me di cuenta de lo desconectadas que estamos de los procesos naturales y de las personas que tenemos cerca. Siempre digo que mi hijo Raúl es mi guía, mi maestro, es el espejo donde mirarme. Recordándome constantemente vivir en la sencillez, la presencia, el instinto, el asombro y por supuesto, vivir en el amor. 

La maternidad hizo que me quitara una venda de los ojos y que de repente, todas las piezas del puzzle empezaran a encajar. 




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